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miércoles, 23 de septiembre de 2015

UNA REFLEXIÓN A LOS OCHENTA Y UNO DE NUESTRA EXISTENCIA. NACIMOS UN 25 DE SETIEMBRE DE 1934.

Como todos los seres humanos, siempre estamos acompañados de ese deseo de festejar el día que llegamos a este mundo. Así, durante este largo recorrido por la vida, lo primero que hago es mi agradecimiento a Dios por habernos permitido llegar a esta edad y alternando con hechos felices y acontecimientos acompañados de tristezas. Es ley de toda existencia. Evocar nuestra infancia en un hogar feliz y unido. A nuestros padres y hermanos. A toda la familia querida y eternos amigos.

Nuestro agradecimiento al Supremo Hacedor por habernos regalado una familia propia y hermosa. Sólo afectada por una ausencia, la de mi querida esposa Antonieta. Nos dejó el 8 de Mayo de 2013 y es la causa que enluta el 25 de Setiembre para siempre. ¡Cómo festejar esta fecha sin ella! Está muy presente en nuestra vida, porque la marcó con su amor a la música y gracias a ella la conocí. Ya el acordeón y los teclados dejaron de sonar.

Pero no todo es tristeza. Cumplimos 81 y estamos viendo crecer y realizarse a mis nietos preciosos. Alejandra y Joaquín, hacen que la vida nos agrade más. Nos hacen olvidar que en el 2008 estuvimos a punto de viajar a la eternidad. Son parte de nuestra terapia para olvidarnos del cáncer. Resucitamos con ellos y aquí estamos escribiendo y disfrutando de una ternura inimaginable. Recordaré mi fecha natal con ellos, como el año pasado, sintiendo que todavía somos útiles.

Dios también nos obsequió los hijos más buenos de la tierra. Juanita, la que nos atiende y supera sus penas para otorgarnos tranquilidad. Zoila Gabriela, nuestro verdadero sostén y que jamás nos pierde de vista. Siempre a nuestro lado y vigilante de que no saquemos los pies del plato. Juan Carlos, el varón, el eterno"Pachín" y que nos llama constantemente para saber cómo andamos. ¿No es una bendición tener hijos tan dotados de nobleza y amor? ¡Gracias Señor!

Y tenemos más que agradecer. Dos hijos más y que hacen que la familia permanezca unida. Ellos son Mercedes y Raúl Castro Salas. Hermanitos dueños de Zoila Gabriela y Juan Carlos, A "Mechita", todo mi cariño, porque me permite disfrutar del amor de mis nietos. A ambos que sigan superando los rigores de la vida y decirles que toda nuestra confianza está depositada en ellos. A su familia, que ya está asimilada a la nuestra. Y también a nuestra familia paterna en general.

Un renglón final. Este 25 de Setiembre se tiñe de luto y nos obliga a orar por el alma de un querido colega que, al ir escribiendo esta reflexión, nos dejó para siempre. Para Humberto Martínez Morosini, nuestro sentido homenaje. El Perú lo llora y vayan nuestras sentidas condolencias a sus deudos. Mayor razón para decirle a Dios, gracias por permitirnos estar. Este 2015 nos hizo sentir muchas ausencias y aquí quedamos hasta que ÉL lo permita. Gracias.